
Hoy se ha hecho patente en cualquier centro educativo de
Triana. Hoy ha comenzado el curso escolar bajo las directrices de la
Consejería de Educación de la Junta de
Andalucía.
Hoy los niños trianeros han salido del colegio con un montón de libros usados bajo el brazo. Unos, los menos, en buen estado, otros con un lamentable aspecto. Libros de apariencia desagradable. Libros que si se echarán en una porquera, los cerdos saldrían vomitando.
Qué pena.
Es un paso atrás en el sistema educativo. Otro paso más hacia atrás.
Este que suscribe es hijo de un humilde trabajador, tan humilde que no podía llevar a su familia de vacaciones, pero tan grande que compraba a sus hijos cada año sus libros escolares. Y el mismo caso se repetía en miles de familias trianeras. Estábamos en la dictadura, con ausencia de libertades, con los trabajadores sometidos al caciquismo del empresario y del patrón...pero todos los niños estrenaban cada año sus libros.
Libros nuevos con el peculiar y maravilloso olor del papel recién imprimido. Libros nuevos preparados para ser abiertos por primera vez por pequeñas manos infantiles. Libros donde se descubría todo el universo del saber sobre un soporte lleno de inmaculadas fragancias.
Se han cargado el invento.
Hoy no es así. Dicen que no hay mayor injusticia que tratar por igual a los desiguales, y en lugar de facilitarle todos los medios -absolutamente todos- a los más desfavorecidos, tiran por la calle de en medio. Café para todos. En lugar de limpiar los casos sucios, lazan una veladura de mugre sobre el universo. Todos igualados en la miseria.
Ayer dijo un concejal de Izquierda Unida que en Sevilla existe un cáncer dentro de la política de izquierda.
Y yo digo ¿uno sólo?