domingo, 26 de julio de 2009

Los vainas de las banderas.

Andan los notas dando la nota.
No precisamente notas al compás de la soleá.
Como siempre, los políticos politizando todo lo politizable. No tienen remedio. Ahora resulta que en plenas fiestas trianeras de Santiago y Santa Ana, les da por vestir la muralla de la calle Betis con trapos y telas de colores; ¡con el calor que hace! Aprovechando que temporalmente les ceden suelo y estructuras para montar una caseta, se valen de ésta para sus reivindicaciones. Desde la caseta de Izquierda Unida se lanza una tela con los colores de la bandera republicana, y desde la del Partido Popular se hace lo mismo, para contrarrestar y como desagravio, con otra tela con los colores de la bandera española. Otros años, los primeros, te colocaban la bandera cubana, tan trianera ella… El caso es dar por saco y no dejarnos vivir la fiesta en paz.
No quiero pecar de demagogo, ni de alarmista, ni de extremista, sólo quiero que no nos amarguen la fiesta como ya lo hicieron en el 31 y en el 36.

A ver si se enteran. Triana es muy suya, y no necesita reivindicarse con banderas ni precisa de ángeles salvadores de derechas ni de izquierdas.
Triana quiere que el dinero que pagan los trianeros con sus impuestos se emplee de forma honrada y nadie trinque nada en el camino. Triana quiere vivir en paz salvaguardando sus esencias dentro de un lógico progreso social.
Triana y los trianeros quieren, por ejemplo, una piscina pública dentro del barrio, que no es de recibo bañarse en el rió y salir con olor a barbo, o tener que coger el coche o un autobús para bañarse en la magnífica piscina pública de cualquier pueblo del Aljarafe. Piscina que podría estar en los muchos metros cuadrados baldíos que hay en Puerta Triana o en terrenos de la Vega, sí, de la Vega de Triana y no se ese invento lingüístico de los modernos políticos y periodistas que la llaman Charco de la Pava con una ignorancia histórica que da vergüenza.
Pues si, ahí andan los vainas perdíos, con la guerra de los trapos, haciendo portadas de prensa y dándose una notoriedad que no les corresponde, porque en la Velá lo único importante es la propia Velá de Santa Ana y el regocijo de sus gentes y sus visitantes desde el mirador de la calle Betis, mirador de los reflejos de Sevilla en el rió, mirador de las caídas de los muchachos que intentan atrapar el éxito efímero por un palo pringado de sebo, mirador desde donde no se divisan ballenas.
Déjennos en paz y preocúpense de hacernos felices, aunque sólo sea mangando un poquito menos y no perdiendo las cosas que tanto esfuerzo nos han costado.
Déjense de trapos con colorines, porque en Triana y en su Velá como dice mi admirado García Barbeito, la única bandera importante es la de la cucaña, aunque para coger y pelear por esa bandera hay que tener dos huevos y correr el riesgo de perderlos.

viernes, 24 de julio de 2009

Por Santiago y Santa Ana.

Por Santiago y Santa Ana; fiesta en Triana.

La velá de Santa Ana para los trianeros, que desde tiempo inmemorial celebró cultos en honor de la Abuela que vive casi al final de la calle Larga.

Veladas junto a Santa Ana, no de velatorios fúnebres, sí de regocijo junto al rio.

En otros tiempos la Velá no tenía pregones, ni falta que le hacían...bueno sí, pregonaban los higos chumbos y las avellanas verdes. Velás de puestos de melones y de cabalgatas con carrozas alegóricas y de toda Triana en la calle. Velás para disfrute de la chiquillería remojándose en el rió, con sus grandes cucañas, waterpolo, y caza del pato, y donde hasta la bicicletas circulaban por las aguas... Velás de mucha alegría y diversión con concursos de balcones, de calles y hasta de belleza. Partidos de fútbol, carreras ciclistas, de sacos, de patinetes, carreras muchas carreras. Velás con mucha guasa y cachondeo. Mucho baile y mucho cante.
La diversión a la orilla del Guadalquivir.

Mucho arte por Santiago y Santa Ana.





Nota; fotos del archivo de ABC y de diversas publicaciones de los siglos XIX y XX. Los texto de prensa son de los años veinte.

miércoles, 22 de julio de 2009

El fantasma de la calle Troya.

Cuentan que a las misteriosas y más profundas horas de la madrugada, en la España de la posguerra, cuando el sereno daba la primera de las cabezadas, a veces aparecía una figura fantasmagórica por el arquillo de la calle Troya.
El temor y el pánico se adueñaron de los vecinos de la zona. Puede que existiese también su punto de guasa y hasta de aburrimiento pero el caso es que no se hablaba de otra cosa; un terrible fantasma recorría Triana.Un miedo insuperable y desconocido comenzó a transitar por la collación, transmitiéndose de boca en boca por los alrededores de la Real Parroquia.
Unos decían que era un espíritu de luz cuyo cuerpo fue tiroteado en la guerra, otros que era un casero difunto que tenía algunos recibos pendientes de cobro, y otros muchos aseguraban que era el alma errante de un ditero que visitaba a sus antepasados en el patio de Monipodio.
En cualquier caso, nadie osaba salir de su casa, ni siquiera mirar por la ventana pasadas las doce de la noche. Los chiquillos aumentaban el pavor contándose historias trágicas y sangrientas en los corrales y en los patios de las casas de vecinos. Los trasnochadores, a la vuelta del sarao, se asustaban del ruido de sus propias pisadas y salían corriendo –pies para que os quiero- dándose patadas en el culo del mismo miedo.
El asunto llegó incluso a oído de las autoridades, que como suele ser habitual, se tomaron su tiempo pensando como atajar el problema.
Y fue que una noche como otras tantas el fantasma apareció de nuevo, con una sábana hasta los pies, una olla en la cabeza y sobre ésta una vela encendida…
No fue buena aquella noche para el fantasma, tan acostumbrado como estaba a pasar unas horas en coyunda horizontal tan placenteramente con aquella mujer casada.
Esa maldita madrugada un chivatazo le jugó una mala pasada. Esperándole tras la esquina de la calle le esperaba un marido engañado con un palo en las manos que asaltándole a traición le dispensó trancazos a mansalva.
Aquella noche ingresó malherido un hombre en la casa socorro del Prado. Según indicó se había caído por la muralla de la calle Betis dando con sus huesos en la zapata. Politraumatismo craneoencefálico y múltiples contusiones dejó escrito en su informe el médico de guardia.Nunca más se supo del fantasma, ni del cornudo, ni de su mujer, ni de la sábana, ni de la olla, ni de la vela, ni siquiera del garrote.
Violencia de número le llamaríamos hoy en día.
Aun hay quien recuerda como durante muchos años, algunas madrugadas de agosto a esa hora soñolienta en que cambia la segunda imaginaria, se oían lamentos, gritos y palos sobre una olla. Los sonidos impregnaban las fachadas. Y a veces un viejo lisiado al pasar se detenía y suspiraba.

martes, 21 de julio de 2009

Vendo Opel Corsa.

O alquilo piso en Santa Cecilia que al caso es igual.
¿No les suena a panel de supermercado o a tablón de anuncios de la facultad o del currelo?
Pues sí -que ganas tenía de escribir este post- eso parece el pedestal del monumento que nos pusieron a la misma entrada del callejón de la Inquisición hace un tiempo, para recordarnos como revestimos de gresite nuestros cuartos de baño. Nunca he sabido si el monumento es en honor a los alfareros o a los ceramistas, que no son lo mismo, o si en realidad es a los gresiteros.
Un pedestal con ruedas, o mejor dicho con bolas de ruedas de cojinetes gigantes, de esas que usábamos los chiquillos para hacernos los patinetes. Puesto de helados le llaman algunos, quizá por su parecido a los mosaicos que hay en Chipiona o Sanlúcar en las fachadas de las heladerías de la Ibense, salvando las distancias claro está. A mi me recuerda más al carrito que traía el tío de los coquis cuando llegaba vestido de blanco, empujando aquel artefacto que portaba un panel agujereado lleno de deliciosos cucuruchos con merengue y bolitas de anís…y su cucharita.
Y entre gresite y gresite, losetita blanca con letra de soleá. Toma ya. Porque vamos a ver ¿qué tienen de relación intrínseca la alfarería o cerámica con el cante por soleá? ¿todos los ceramistas sabían cantar? ¿cantaban todos los alfareros? ¿era acaso obligatorio para entrar en un horno entonar aquello de “…y llévalo a la muralla, dale un buchito de teta, ya verás como se calla”?
Disculpen mi ignorancia pero no lo entiendo.
Y el niño. ¿dónde me dejan al niño? No tiene guasa el niño ni .
¿Pero que está haciendo el niño por Dios? No se si está sacando una tarjeta roja por vil entrada a Kanouté, o si le acaba de tocar el peluche de moda en la tómbola y enseña el boleto, o si consiguió una de las demandadísimas entradas para la final de Copa en la taquilla, o si es el abuelo que canta bingo y enseña al cielo el cartón después de salírsele la dentadura –fallo del supercorega-. ¿Y tiene ese niño edad para trabajar? ¿estamos ante un claro caso de explotación de menores? ¿Torrijos no se ha dado cuenta de eso?
Supongo que doctores tiene la Iglesia para estos asuntos, aunque no habría venido nada mal el dinero empleado en este monumento, para darle un arreglito a la fachada de la cerámica Santa Ana, que eso sí que es un monumento a la cerámica de Triana y lo demás son cuentos, tonterías y gresites.
Si Torquemada levantara la cabeza…
Lo dicho; vendo Opel Corsa.

A propósito de Joaquín y Ana.

Quiere Trianerías ser un Altozano con los brazos abiertos de par en par para todo aquel que quiera cruzar el puente y asentarse en el arrabal. Y como hace tiempo que acabamos con el fielato, no cobramos nada, al contrario damos las gracias y la bienvenida.
Rompe el hielo de las colaboraciones Juan Luis Franco que aunque no tengo ni idea de donde nació, si sé que acaba de pasar por la capillita de la Virgen del Carmen santiguándose. Como diría el registrador-calificador Maese Burgos; “este tío, sí es trianero”.


A propósito de Joaquín y Ana.
Por Juan Luis Franco.


Conocemos los nombres de muchos personajes o santos sin plantearnos, a veces, de dónde los hemos sacado.

Nos pasa con los personajes secundarios de la Semana Santa, utilizamos nombres que todos damos por sabidos. Estos nombres son así por tradición y nadie los pone en duda.

¿Cómo se llaman los romanos? ¿Cómo se llaman los ladrones crucificados con Jesús? Muchos nombres no aparecen en los Santos Evangelios, pero ¿dudamos acaso que los padres de María se llamaban Joaquín y Ana? Nos parecería arriesgado. ¿De dónde hemos sacado los nombres de los Reyes Magos? Numerosas historias no fueron narradas ni por Mateo, ni por Marcos, ni por Lucas, ni por Juan. ¿Nació Jesús en una cueva? Pues bien, estas historias y estos nombres los encontramos en los Evangelios Apócrifos.

Este es el caso de Ana y Joaquín, de Joaquín y Ana.

El nombre de Santa Ana, junto con una particular “biografía” lo encontramos en un Evangelio Apócrifo, un texto que se data como no posterior al siglo IV, pero vamos a lo que nos interesa.

En el primer versículo del segundo capítulo del Protoevangelio de Santiago aparece la primera referencia que se tiene constancia del nombre de Santa Ana. Estos textos están dedicados a sus problemas de esterilidad y la bendición de poder concebir descendencia.

II, 4. Y Ana, sumamente afligida, se despojó de sus vestidos de duelo, y se lavó la cabeza, y se puso su traje nupcial, y, hacia la hora de nona, bajó al jardín, para pasearse. Y vio un laurel, y se colocó bajo su sombra, y rogó al Señor, diciendo: Dios de mis padres, bendíceme, y acoge mi plegaria, como bendijiste las entrañas de Sara, y le diste a su hijo Isaac.

Tras muchas quejas al cielo, fue atendida
IV 1. Y he aquí que un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor, mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida.
(...)
4. Y he aquí que Joaquín llegó con sus rebaños, y Ana, que lo esperaba en la puerta de su casa, lo vio venir, y, corriendo hacia él, le echó los brazos al cuello, diciendo: Ahora conozco que el Señor, mi Dios, me ha colmado de bendiciones; porque era viuda, y ya no lo soy; estaba sin hijo, y voy a concebir uno en mis entrañas. Y Joaquín guardó reposo en su hogar aquel primer día.
(...)
V, 2. Y los meses de Ana se cumplieron, y, al noveno, dio a luz. Y preguntó a la partera: ¿Qué he parido? La partera contestó: Una niña. Y Ana repuso: Mi alma se ha glorificado en este día. Y acostó a la niña en su cama. Y, transcurridos los días legales, Ana se lavó, dio el pecho a la niña, y la llamó María.

domingo, 19 de julio de 2009

La pregunta 408 y la autoría del Cachorro.

En febrero de 1930 aparecen en muchos diarios españoles (éste que les muestro pertenece al periódico La Vanguardia de 1.02.1930) el hallazgo en el archivo de Protocolos de Sevilla del documento que acreditaba a Francisco Antonio Gijón como autor del Cristo de la Expiración de Triana.
Añado el documento en cuestión, que está en poder de la Hermandad del Patrocinio.
Hasta esa fecha no se supo a ciencia cierta la autoría del Cachorro ya que como vemos en los siguientes recortes de prensa se atribuía a Martínez Montañés.
En 1885 aparecía lo siguiente en la Ilustración Española;
Y en 1907 se repite en el pie de foto la misma autoría, en una maravillosa imagen tomada instantes antes de subir el Cristo a su paso. ¿Pero de verdad que nadie conocía la verdadera autoría del Cachorro?
Vean lo siguiente.
Existió a finales del S.XIX y principios del S. XX una publicación llamada Alrededor del Mundo. En una de sus secciones, los lectores remitían escritos a la redacción del periódico con preguntas de todo tipo, y eran otros lectores los que iban dando respuesta a la pregunta.

La pregunta 4o8 decía así; "¿Por qué se llama el Cristo del Cachorro a uno que hay en Triana (Sevilla)?"

El 13 de enero de 1901 aparece la primera respuesta a la pregunta 408;

El 17 de abril de 1907, aparece una nueva contestación, ampliando la anterior y dando todo tipo de detalles sobre la Hermandad:

Les amplío el párrafo que nos interesa. !En 1907 un señor de Málaga llamado Manuel C. López conocía perfectamente la autoría del Cristo!

El contrato de la hechura que encuentra Hernández Diaz en el archivo de Protocolos lo data en 1682 y nuestro amigo malagueño en 1691. Sólo nueve años de diferencia.

¿No les parece increíble?

Pd. Gracias a Elena por su colaboración.